Mi camino empezó hace 14 años en la plaza de la Catedral de Santiago cuando, de viaje con mis padres, me emcionó ver a tantos peregrinos unidos (cada uno con sus ideas) por un mismo motivo, el Camino de Santiago. Un recorrido cultural (el mayor de Europa) que sin duda aconsejo a todo aquél que le guste la aventura, conocer gente, creyentes o no, ya que vivirlo te puede suponer un sinfin de emociones que por mucho que te las expliquen, nunca será igual como vivirlo. Al cabo de unos años fui comentando con amigos y algún familiar de hacerlo, y siempre poniamos fecha pero nunca lo cumpliamos. En 2007 empecé a empaparme del camino a través de varias webs y a leer todo lo que se me ponía delante, con entusiasmo y enganche. En un principio lo iba a realizar con mi hermana Paqui y mi cuñado Pere en 2008, pero no coincimos en los periodos de vacaciones y decidí posponerlo nuevamente un año. Lo hablé con mi amigo David (Quillo) y decidimos que el 2009 era nuestro año, lo íbamos a realizar. Entonces de toda la información recopilada diseñé una especie de guía, tal y como las que hay a la venta en cualquier librería para así mientras la elaboraba más conocimientos del camino absorvía. Esta guía luego no me haría falta puesto que decidimos comprar la nueva de Antón Pombo, que viene con mapas y es muy completa (es la que nos llevamos a nuestra aventura). Pusimos fecha, el 19 de julio de 2009 empezamos en Roncesvalles. En 11 días, con una media de 77 km diarios, siendo la más corta de 40 (último dia) y la más larga de 100 (Carrión-León). Siempre en la medida de lo posible puesto que una vez en el camino no sabes que imprevistos te puedes encontrar, y cualquier planificación se puede venir al traste.
El año pasado como decía, mi hermana lo ralizó en condiciones similares, y todo lo que me contó agrandaba aún más mis ganas por hacerlo. Una de las cosas que más me cautiva del camino es que la gente te ayuda sin esperar nada a cambio, cosa que no pasa en nuestro día a día, a las personas que lo recorren no les importa quitarse un trozo de pan si con ello consiguen saciar el hambre de otro, eso tampoco lo veo en mi día a día. La gente es abierta, sobretodo de corazón, y alguien me decía que sí es posible encontrar lo mismo en nuestro día a día solo que con el estrés cotidiano no somos capaces de verlo, no estoy de totalmente de acuerdo, los habrá, pero no todos como en el camino, aunque logicamante también hay excepciones. Yo lo comprobé nada más llegar a Roncesvalles, conociendo a Sergio Abrahao, del que más adelante escribiré.
Y sin más paso a detallar Mi camino, nuestro camino.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada