Salida tranquila y muy llevadera hasta 2km antes de Rabanal del Camino (donde originalmente queríamos parar a dormir), aquí el camino se empezó a empinar hacia arriba, llegamos al pueblo y fuimos directos al albergue de El Pilar, regentado por la Sra. Isabel (famosa por su generosidad y amabilidad brindada a muchos peregrinos, de hecho se la conoce como “un ángel del camino”) como dije antes, mi idea original era pernoctar en este albergue pero, al haber parado en Astorga y planificar a última hora el día suave, quedó así y no pudo ser. Aquí hicimos el primer avituallamiento del día, mas que nada para coger fuerzas de lo que se avecinaba. De Rabanal ya es todo subida al puerto de Cruz de Ferro, que se sube bien pero que te deja un par de rampas que te sacan lo peor de uno en ese momento pero el placer que te da al llegar y ver la cruz. La verdad que fue un subidón, un cumulo de pensamientos en mi cabeza, esto se acaba amigos, nos queda nada ya y a la vez agradeces estar allí y en la compañía que estás…llegamos en plena romería por el Patrón de Santiago, pagamos no me acuerdo que y nos dieron una jarrita (para llenar de vino tantas veces como quisiéramos) y un bocadillo de chorizo, y que bien que entró, madre mía que rico el bocadillo y que bueno el vino. Esta parada fue mas larga de lo habitual, pasamos aquí 1 hora. Empezamos a bajar hacia Manjarín, donde está el albergue de Tomás el Templario, a quien no vimos en ese momento. De aquí a Molinaseca era todo o casi todo bajada, y que bajada!!! Yo en mi vida había bajado algo así…al menos a esas velocidades!! 80km/h que cogimos el Quillo y yo bajando en la zona de asfalto, con decir que adelantamos a un X5 y a un mercedes…los coches no podían con 2 bicilokos!!! Llegamos a Molinaseca por separado, debido a las velocidades y otros percances. Quillo y yo fue llegar, entrar a un bar y mientras veíamos la F1 nos tomamos una birra. Viendo lo que tardaban el resto de amigos, nos salimos a una plaza ajardinada con río donde se bañaban algunos niños. Puestos a esperar, mejor tumbados a la sombra en la hierba. Llegó Juanra, solo, que había pinchado y sin recambio tuvo que hacer uso durante la bajada de una furgoneta que por allí pasó. Más tarde llegó Sergio (el brasileño) y algo más tarde los hermanos portugueses que habían seguido íntegramente el camino por sendero. Más de 2 horas nos demoramos en este pueblo. Seguimos camino de Ponferrada ya algo cansados por la parada larga que nos había dejado muy fríos. Llegamos a Ponferrada secos, casi sin nada que beber, por lo cual la primera parada fue para eso. Seguimos la ruta casi parados con las bicis para contemplar el castillo templario y la zona medieval del pueblo ya que hoy en día se ha expandido y es más moderno. Y sin mas nos dirigimos a Villafranca del Bierzo, esta vez por carretera por las horas que nos daban, habíamos perdido mucho tiempo y había que recuperarlo de donde fuera. La llegada en alto (pre-ocebreiro) nos dejó algo petados pero llegamos por fin al albergue, muy bonito y con buhardilla (donde acabamos pasando la noche). Etapa dura, se notan los kilómetros rodados y las horas al sol, mucho desgaste. Cena en un restaurante del pueblo, y liada del Juanra con birras hasta las tantas en el patio del albergue.
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